La esperanza no es una actitud infantil, todo lo contrario, es la virtud del que cree que las cosas pueden cambiar y lucha por ello.
Las sociedades enriquecidas y materialmente satisfechas generalmente tienen poca esperanza.
Hoy los pobres, los explotados, los perseguidos por la justicia son fuente de esperanza.
Todos necesitamos que el mundo cambie.
Los
más empobrecidos, desvalidos, más que nadie necesitan la solidaridad y
por eso muchos la viven. Y son ellos los que pueden ayudar a los pueblos
enriquecidos a que rompan las cadenas del consumo, del hedonismo, y del
individualismo. Roberto Sabiano nos cuenta que frente a una
sociedad dominada por la mafia han sido los inmigrantes africanos los
que valientemente se han enfrentando a los capos, mientras muchos
italianos guardan silencio.
Eso es un ejemplo más de que en los materialmente pobres,
nace la esperanza, la necesidad de luchar.
El materialismo que invade nuestra sociedad se puede vencer con generosidad de espíritu;
el individualismo con espíritu de cooperación entre todos;
el hedonismo que nos insatisface con entrega solidaria a un ideal de justicia.
Probemos
otras formas de vida, unamos nuestros esfuerzos a aquellos que ya han
empezado este camino y sin duda empezaremos a experimentar que las cosas
cambian, de verdad.
(Editorial Autogestión- Fecha: 2010-01-26)
http://www.solidaridad.net/_articulo6037_enesp.htm